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El tercer ojoY andar‘s como un joven y digno sacerdote y no como un caballo de carreras en la llanura del Tsang Po. Lo ensay™ otra vez avanzando hacia la estatua con toda calma. Me arrodill™ y saqu™ la lengua para hacer el saludo tibetano. Creo que mis tres reverencias resultaron perfectas; estaba orgulloso de ellas. Pero Qqu™ desgracia, habќa olvidado el paЎuelo! Asќ que hube de salir de nuevo y emp ezar otra vez. Esta vez todo quedЈ como era debido y coloqu™ el paЎuelo de ceremonia en torno a los pies de la estatua. Retrocedќ unos pasos y logr™ sentarme a la manera del loto, sin tropezar. PMuy bien -dijo el lama-. Ahora viene la segunda parte. Tendr‘s que ocultar tu taza de madera en tu manga izquierda. Te servir‘n t™ cuando est™s sentado. Entonces sacar‘s la taza de t™ y la colocar‘s en equilibrio sobre la manga, en el antebrazo. Si tienes cuidado no se caer‘. Ensayemos esto de la taza sin olvidar el paЎuelo. Todas las maЎanas de aquella semana estuvimos ensayando para que pudiera hacer los movimientos autom‘ticamente. Al principio la taza salќa rodando por el suelo en cuanto me inclinaba, pero no tard™ en dominar este ejercicio ...» |
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