El hueso misterioso

Me escuchЈ, con una sonrisita, mientras yo daba fren™ticas explicaciones diciendo que mi peso era normal para mi estructura Јsea. PClaro -concediЈ en tono de broma-. Tienes huesos grandes. Seguramente te podrќas echar otros veinte kilos f‘cilmente y nadie, te aseguro, nadie lo notarќa. Yo no lo notarќa. Su sonrisa burlona me indicaba que definitivamente yo estaba rechoncho. Me preguntЈ entonces sobre mi salud en general y yo seguќ hablando desesperadamente para desviar otros comentarios sobre mi peso. yl mismo cambiЈ de tema. PoCЈmo van tus excentricidades y aberraciones? -me preguntЈ con cara imp‘vida. Como idiota, le respondќ que marchaban bien. «Excentricidades y aberraciones» era el nombre que ™l le habќa dado a mi af‘n de coleccionista. En aquel momento, habќa vuelto con nuevo fervor a hacer algo que habќa disfrutado toda mi vida: coleccionar lo que fuera. Coleccionaba revistas, timbres, discos, parafernales de la Segun da Guerra Mundial como dagas, yelmos, banderas, etc. PLo Єnico que le puedo contar de mis aberraciones, don Juan, es que estoy tratando de vender mis colecciones -dije con aire de un m‘rtir a quien obligan a hacer algo odioso ...»