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El Lado Activo Del InfinitoLa clase entera gritЈ de horror contenido al oќr la referencia a la saliva humana. El profesor parecќa estar encantado. Daba risitas de alegrќa. Era la risa de un niЎo malicioso. ContinuЈ diciendo que las mujeres eran masticadoras expertas y se refiriЈ a ellas como las «masticadoras de chai-cha». MirЈ a la primera fila del aula donde se encontraba la mayorќa de las jЈvenes, y dio su golpe de gracia. PTuve el pr-r-r-r-rivilegio -dijo con esa entonaciЈn extraЎa, casi extranjera- de que me invitaran a dormir con una de las masticadoras de chai-cha. El arte de masticar la pasta de chai-cha les desarrolla los mЄsculos de la garganta y de las mejillas a tal extremo que pueden hacer maravillas. MirЈ al asombrado foro, haciendo una larga pausa, con interjecciones de risitas. PEstoy seguro de que comprenden a lo que me refiero -dijo-, y se puso hist™rico de risa. La clase se enloqueciЈ con las insinuaciones del profesor. La charla fue interrumpida por no menos de cinco minutos de risa y un bombardeo de preguntas que el profesor se negЈ a contestar, causando m‘s risas ...» |
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