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Una Realidad AparteHabќa advertido, al entrar, un grupo de niЎos limpiabotas sentados en la acera frente al restaurante, y estaba seguro de que me acosarќan si tomaba una de las mesas exteriores. Desde donde me hallaba sentado, podќa ver al grupo de muchachos a trav™s del aparador. Un par de jЈvenes tomaron una mesa y los niЎos se congregaron alrededor de ellos, ofreciendo lustrarles los zapatos. Los jЈvenes rehusaron y qued™ asombrado al ver que los muchachos no insistќan y regresaban a sentarse en la acera. Despu™s de un rato, tres hombres en traje de calle se levantaron y se fueron, y los muchachos corrieron a su mesa y empezaron a comer las sobras: en cuestiЈn de segundos los platos se hallaron limpios. Lo mismo ocurriЈ con las sobras de todas las dem‘s mesas. Advertќ que los niЎos eran muy ordenados; si derramaban agua la limpiaban con sus propios trapos de lustrar. Tambi™n advertќ lo minucioso de sus procedimientos devoradores. Se comќan incluso los cubos de hielo restantes en los vasos de agua y las rebanadas de limЈn para el t™, con todo y c‘scara ...» |
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